También tú llevas el signo líquido en tu nombre. Ése que te eleva hacia paradores donde depositar tu mirada y ensancharla, ése que se cruza en tu altitud para ofrecer otros ángulos desde donde focalizar saberes. Como él creces en la verticalidad de la búsqueda de algo infinito, como él bajas para reencontrarte.
Hay en tu trazo una aparente fragilidad como la que tienen los sueños que construimos bien altos para que nadie nos los pise ni nos los descubra. Y hay, también, en ese trazo, una mancha sonora incombustible que ha habitado nuestra historia durante muchos años y ahora llega a ti como un beso.
Antes que tú, esa acústica acompañó a otros migueles, leonores, manueles, leopoldos, alicias, gabrieles... Y antes que tú, Helena, otras elenas ascendieron e iluminaron el paisaje.
(a la lletra més bonica: la ela)
juliol 1998
juliol 1998
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