No se escapa el muérdago en la sombra
ni se refleja la brizna del aire en tu ser.
Acaso el tiempo en su venganza
trazó otros destinos
que nadie, ni siquiera tú,
pudiste ver.
De infinitas moradas
Devolvieron los cauces perdidos:
Una choza, un paraguas,
Nada fue recordado,
Todo huidizo, asfixiado,
Hasta el último suspiro.
A ver quien da cobijo,
Se escuchaba que decían,
Pero solo el lodo
Crespó las olas
Hasta cegar el rastro.
De infinitas moradas
Devolvieron los cauces perdidos:
Una choza, un paraguas,
Nada fue recordado,
Todo huidizo, asfixiado,
Hasta el último suspiro.
A ver quien da cobijo,
Se escuchaba que decían,
Pero solo el lodo
Crespó las olas
Hasta cegar el rastro.
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