Apenas crucé la calle
supe que el viaje acababa allí
sin más ruedas que los ojos que giran
anduve sin pasos, recordé sin ti.
Ya las marañas partieron
ya el aullido vocea sin parar:
En la encina descorchada
las hojas yacen sin mesilla con reloj
ni un huésped pone el nombre
ni trae traje el adiós.
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