Hoy me concedo el deseo de volver al otro lado de la línea roja,
regresar de donde se ha salido,
del hoyo,
de la candela que sostiene
el pequeño rayo de sol
hecho de esparto y purpurinas.
Hoy miro esa línea incierta de un horizonte confuso
que construyó mi historia equivocada.
De cunas sin voces,
con salto al vacío,
con la oscuridad que devora la estancia,
el corazón,
los latidos...
¿Qué te llevaste, ladrona?
Que me dejaste, sin tino.
De cuevas con brujas
y de paseras con río
los andares se hacen largos,
y crecen las sombras en el estío.
Adiós barcos de papel de corrientes inciertas,
adiós musgos, barro y piel de mis células muertas.
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