Del blog de Marisa Martínez Pérsico faig una tria d'aquests poemes:
ELENA VILARIÑO ROMANI
Ya no
(De
Poemas de amor, 1957)
Ya no
será,
ya no
viviremos juntos, no criaré a tu hijo
no
coseré tu ropa, no te tendré de noche
no te
besaré al irme, nunca sabrás quién fui
por
qué me amaron otros.
No
llegaré a saber por qué ni cómo, nunca
ni si
era de verdad lo que dijiste que era,
ni
quién fuiste, ni qué fui para ti
ni
cómo hubiera sido vivir juntos,
querernos,
esperarnos, estar.
Ya no
soy más que yo para siempre y tú
Ya no
serás para mí más que tú.
Ya no
estás en un día futuro
no
sabré dónde vives, con quién
ni si
te acuerdas.
No me
abrazarás nunca como esa noche, nunca.
No
volveré a tocarte. No te veré morir.
NORAH LANGE
I
(De
Los días y las noches, 1926)
Vacía
la casa donde tantas veces
las
palabras incendiaron los rincones.
La
noche se anticipa
en el
plano mudo
que
nadie toca.
Voy a
solas desde un recuerdo a otro
abriendo
las ventanas
para
que tu nombre pueble
la
mísera quietud de esta tarde a solas.
Ya
nadie inmoviliza las horas largas y cerradas
tanto
pudor de niña.
Y tu
recuerdo es otra casa
Y mis
latidos forman una hilera de pisadas
grande
y quieta
por
donde yo tropiezo sola.
que
van desde su puerta hacia el olvido.
II
Ventana
abierta sobre la tarde
con
generosidad de mano
que no
sabe su limosna.
Ventana,
que has ocultado en vano
tanto
pudor de niña.
Ventana
que se da como un cariño
a las
veredas desnudas de niños.
Luego,
ventana abierta al alba
con
rocío de júbilo riendo en sus cristales.
¡Cuántas
veces en el sosiego
de su
abrazo amplio
dijo
mi pena
su
verso cansado!
SILVINA OCAMPO
Sonetos de la muerte y de la dicha
(De
Espacios métricos, 1945)
I
En qué
recinto de nuestra alma quedan
los
jardines, el miedo, y en la mano
todas
las palmas del amor en vano,
y esa
luz de las tardes que se heredan.
Con
qué insistencia lenta se acumulan
la
persuasión visible de las voces
y esas
fulgentes flores que vinculan
su
aroma a un pensamiento de otros goces.
En qué
lugar penetran tan despacio,
en el
olvido, en busca de otro espacio,
ademanes
y rostros conturbados
O por
la indiferencia visitados,
cuando
la muerte, delictuosa, llega
con su
antigua quietud de estatua griega.
Espera
(De
Amarillo celeste, 1972)
Cruel
es la noche y dura cuando aguardo tu vuelta
al
acecho de un paso, del ruido de la puerta
que se
abre, de la llave que agitas en la mano
cuando
espero que llegues y que tardas tanto.
Crueles
son en las calles los rumores de coches
que me
dan sueño cuando estoy junto a tus ojos.
Cruel
es la lluvia suave, furiosa que fascina
las
enormes tormentas, las nubes con sus islas
cuando
espero que llegues y que el reloj enclava
sus
manecillas de oro en el corazón ávido.
Cruel
es que todo sea precioso hasta el retorno
de la
espera, y el lento padecer del amor.
Cruel
es rezar sin tregua la promesa olvidada
de
volver a ser buena, de sentir que redime
estar
bien preparada sólo para la dicha.
Cruel
es la luz, perfecta, de la luna y del alba
el
alma de las horas sobre el campo y el mar
y
crueles son los libros, la voluptuosa música,
hasta
la anomalía de las caras etruscas.
Y es
cruel aún después tener que ser humana
no
convertirme, al verte, en perro, de alegría.
DULCE MARIA LOYNAZ
Si me quieres, quiéreme entera
(De
Versos, 1920-1938)
Si me
quieres, quiéreme entera,
no por
zonas de luz o sombra...
Si me
quieres, quiéreme negra
y
blanca. Y gris, y verde, y rubia,
y
morena...
Quiéreme
día,
quiéreme
noche...
¡Y
madrugada en la ventana abierta!
Si me
quieres, no me recortes:
¡Quiéreme
toda... O no me quieras!
El amor indeciso
(De
Versos, 1920-1938)
Un
amor indeciso se ha acercado a mi puerta...
Y no
pasa; y se queda frente a la puerta abierta.
Yo le
digo al amor: -¿Qué te trae a mi casa?
Y el
amor no responde, no saluda, no pasa...
Es un
amor pequeño que perdió su camino:
Venía
ya la noche... Y con la noche vino.
¡Qué
amor tan pequeñito para andar con la sombra!...
¿Qué
palabra no dice, qué nombre no me nombra?...
¿Qué
deja ir o espera? ¿Qué paisaje apretado
se le
quedó en el fondo de los ojos cerrados?
Este
amor nada dice... Este amor nada sabe:
Es del
color del viento, de la huella que un ave
deja
en el viento... Amor semi-despierto, tienes
los
ojos neblinosos aun de Lázaro ... Vienes
de una
sombra a otra sombra con los pasos trocados
de los
ebrios, los locos... ¡Y los resucitados!
Extraño
amor sin rumbo que me gana y me pierde,
que
huele las naranjas y que las rosas muerde...,
Que
todo lo confunde, lo deja... ¡Y no lo deja!
Que
esconde estrellas nuevas en la ceniza vieja...
Y no
sabe morir ni vivir: Y no sabe
que el
mañana es tan sólo el hoy muerto... El cadáver
futuro
de este hoy claro, de esta hora cierta...
Un
amor indeciso se ha dormido a mi puerta...