Pasto de silencios
llévate el desierto,
la mancha de tinta
que no trae correo,
el vuelo del ave
que saluda a lo lejos,
el aluvión de lo desapacible,
la huída cobarde,
el cerrojo de lo insaciable...
Y cobija la nube,
el limonero,
el sauce que llora,
el deseo...
Y en aquel recoveco,
amasa la calma,
lo imperecedero.
Funde la brisa de lo improbable
en los pasos inciertos.
Construye hileras de escuchas,
de serpentinas locuaces,
de amables gestos.
Reparte, sin más,
porciones de rosas,
arrullos de gotas,
orillas de mar.
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