El temps de vacances atura la mirada i la congela més enllà de la visió primera. El seu camí és infinit com ho són les retrobades en espais inesperats. Deixo aquí dos poemes que sempre em canten per dintre. Malgrat les diferències ideològiques amb el polític Juan Van Halen, el poeta que duu a dins m'agrada el que recrea en aquest poema.
Mirar cómo se apagan los montes en el atardecer,
contemplar las estrellas sin contarlas,
reconocer que en una biblioteca se encierra el universo,
encontrar, sin buscarlo, un libro pertinazmente huido,
acercarse al olivo con explicable asombro,
perseguir con cautela el afán de la ardilla,
gozar los diccionarios,
sentir la cercanía de Jacques Brel y de Mozart,
no ver televisión,
dosificar la prensa,
huir de ese pecado del ocioso: resolver crucigramas,
reconocer a Heráclito bajo un verso de Borges,
urdir no sin pereza algún endecasílabo,
compartir la amistad y las palabras hasta que el alba vence,
convenir, bajo el reloj de sol, que el tiempo es un chantaje,
no caer en la tentación de la urgencia,
volver a Paul Verlaine,
releer esos libros que escribieron la vida en nuestra vida.
Esas perplejas sensaciones,
esas pequeñas cosas,
han madejado un tiempo extrañamente mío,
en las alas de marzo, deshabitado y cómplice.
Juan Van Halen
Los mapas interiores
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