Hay días en que los silencios tendrían que repartirse por varios rincones de la geografía humana para dejar ahuecar algo parecido al perdón, a la gratitud o, como mínimo, al gesto amable de mirar a los ojos con humildad.
Hay días que es mejor acabarlos con un cine a l'Esbarjo-Verdi, por ejemplo, que hoy inicia su siguiente temporada, y reencontrarte con caras amigas y espacios entrañables. Es ahí, en esa oscuridad que envuelve la pantalla, que se crece el imaginario íntimo de cada uno y todo vuelve a ser posible.
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